Ciclo de las rocas: explicación y ejemplos

ciclo de las rocas

Pese a que las rocas se caracterizan por su estabilidad inmutable, esto no quiere decir que las cosas siempre han sido así. Existe un extenso ciclo de las rocas que es importante conocer para entender cómo ha ocurrido su formación.

Para comprender esto es necesario que nos traslademos hasta hace millones de años. Aproximadamente 4570 millones de años atrás. En aquel entonces los átomos que conforman las rocas tenían la capacidad de moverse de un lugar a otro, logando formar los diversos tipos de rocas que existen dependiendo de cómo se gestara la unión de los átomos.

Estos átomos tuvieron la capacidad de mezclarse reiteradas veces, creando cada vez más tipos de rocas de manera sucesiva. Este proceso se denominó por los geólogos como ciclo de las rocas. Se trata de uno de los diversos procesos cíclicos que tuvieron que ocurrir para que se formara la corteza terrestre.

No siempre se ha tenido la certeza que tiene actualmente de cómo ha sido el ciclo de las rocas. En el pasado, los griegos pensaban que los terremotos ocurrían debido a la ira del dios Poseidón. Por su parte, la tribu Navajo tenía la creencia de que los procesos que se gestaban en la superficie de la Tierra eran consecuencia de interacciones entre la tierra y el cielo.

En el caso de la Europa cristiana del siglo XII se creía que la Tierra no había presentado muchas variaciones desde que fue creada.  Asimismo, al ser encontrados fósiles de animales marítimos en lo más alto de los Alpes, se consideró que estos fósiles llegaron hasta allí durante el diluvio universal descrito en la Biblia.

Índice

    Etapas del ciclo de las rocas

    El ciclo de las rocas permite diferenciar entre las etapas de formación de los tipos de rocas básicas. Estos tipos son las metamórficas, ígneas y sedimentarias. Cada una tiene sus características específicas de formación.

    En el caso de las rocas ígneas, éstas pueden erosionarse al someterse al interperismo, de forma que comenzarían a producir sedimentos. Posteriormente, estos sedimentos se litificarán, lo que permitirá la formación de rocas sedimentarias.

    Si la roca sedimentaria es enterrada a una gran profundidad tendrá la capacidad de transformarse en una roca metamórfica. El ciclo podría culminar aquí o, en caso de que parte de la roca se funda, comience a producir magma. Cuando este magma se solidifique se convertirá en una roca ígnea, de forma que se habría completado el ciclo.

    En conclusión, el ciclo de las rocas comienza con las rocas ígneas, las cuales se convierten en sedimentarias, las sedimentarias se convierten en rocas metamórficas y al final éstas se transforman en magma.

    En este punto puede ocurrir una variación, ya que las rocas metamórficas, en caso de que no se conviertan en magma, tienen la capacidad de elevarse y erosionar, de forma que produzcan sedimentos que, al ser enterrados y litificados, se conviertan nuevamente en una roca sedimentaria. Todo esto ocurriría sin necesidad de que se genere magma ni se produzca una fusión.

    Por tanto, se puede concluir que existe un ciclo de las rocas alternativo que comenzaría con rocas ígneas que se convierten en sedimentarias, después en rocas metamórficas, seguidamente en sedimentos y de nuevo en rocas sedimentarias.

    Cabe destacar que estas dos no son las únicas formas en que puede ocurrir el ciclo de las rocas. Bajo ciertas condiciones, una roca ígnea podría convertirse directamente en una roca metamórfica sin necesidad de haber llegado a pasar por la etapa sedimentaria.

    Esta roca metamórfica tendría la capacidad de convertirse a posteriori en una roca sedimentaria si se erosiona.

    ¿Cuál es la importancia del ciclo de las rocas?

    ciclo de las rocas

    La importancia del ciclo de las rocas es principalmente apreciada por las personas que estudian las dinámicas de formación de la Tierra. Entre los grupos de científicos que se dedican a esto se encuentran los geofísicos, biólogos, geólogos, ingenieros civiles y paleontólogos.

    Gracias a este conocimiento somos capaces de comprender de qué forma funciona nuestro planeta, cómo ha evolucionado desde su creación y de qué manera están compuestas sus capas internas.

    Esto ocurre debido a la capacidad de las rocas de fungir como registros de cada evento que ha transcurrido en el planeta. Este registro se evalúa a través de sus minerales, los afloramientos que dejan en los fósiles y estructuras y por la manera en que se encuentran presentes en determinadas zonas. De hecho, el ciclo de las rocas ha sido la base para la formulación de teorías tan importantes como la de la evolución.

    El ciclo de las rocas y la tectónica de placas

    Conocer la relación entre la tectónica de las placas y el ciclo de las rocas puede ayudar a comprender mejor a este último. Esto se debe a que existe la posibilidad de que el ciclo de las rocas comience en el momento en que el magma se eleva desde el manto tectónico.

    Por ejemplo, esto podría ocurrir en circunstancias como las erupciones volcánicas, en las cuales la lava se transforma en rocas ígneas al enfriarse. Al ser sometidas estas rocas a factores de la intemperie como la lluvia, vegetación y viento, el basalto (roca ígnea) puede desgastarse. Si esto ocurre, sufriría una transformación física en pequeños tamaños.

    Estos diminutos pedazos se pueden transformar también a nivel químico hasta convertirse en arcilla. Si esto ocurre, se debe a un proceso conocido como meteorización.

    Posteriormente, el agua podría lavar esta arcilla y transportarla junto a la corriente. Es debido a esto que es posible encontrar ríos de color marrón, los cuales han obtenido un color tan distintivo debido a la arcilla.

    Con el pasar del tipo este río llega hasta el mar, lugar donde la corriente adquiriría lentitud y la arcilla se asentaría. Si la arcilla se asienta, es capaz de formar un depósito de sedimentos.

    Eventualmente, estos sedimentos se enterrarían y se unirían hasta convertirse en una roca sedimentaria. El nombre técnico de esta roca es “lutita”. Pueden encontrarse lutitas enterradas con una profundidad de seis kilómetros bajo la plataforma continental. Analizando la formación de la Tierra, se ha descubierto que esta lutitas se vieron afectadas en gran medida cuando la subducción hizo que los continentes chocaran.

    Cuando esto ocurrió, el borde continental logró generar un esfuerzo que enterró las lutitas de forma más profunda, a la vez que las fracturó. Con el pasar del tiempo empezaron a crecer las montañas, por lo cual la profundidad de las lutitas alcanzó los veinte kilómetros de profundidad aproximadamente.

    Desde tal profundidad, las lutitas sufrieron las condiciones de presión y temperatura de estar a niveles tan bajos del mar, por lo cual se convirtieron en rocas metamórficas. Es decir, se trataría de una transición de una etapa a otra del ciclo de las rocas.

    Sin embargo, este no es el final del ciclo. Cuando las montañas culminan su formación, la posterior erosión hace que la cadena montañosa sea destruida. Esto provoca una exhumación y, en consecuencia, los esquistos quedan expuestos en la superficie del planeta.

    Al erosionar los esquistos comienzan a formar sedimentos, los cuales eventualmente se transportan hasta depositarse en diversos lugares. Gracias a esto se convierten en rocas sedimentarias

    Posteriormente, ocurrió un desplazamiento continental en el planeta, el cual ocurrió en la misma zona de la ya mencionada cadena montañosa. Por ello, la corteza en donde se encuentran los esquistos comienza a fragmentarse.

    Se trata de un proceso denominado rifting y es el responsable de que dicha corteza se descomprima y expanda. Gracias a que se produce una fusión parcial del manto también se gesta el suficiente calor como para que una parte de los esquistos fragmentados se derritan hasta formar magma félsico.

    Cuando el magma félsico se eleva hasta la parte superior de la corteza comienza a cristalizarse hasta convertirse en riolita, una forma de roca ígnea. Por tanto, lo que comenzó como una roca ígnea vuelve a serlo, de manera que puede decirse que técnicamente ha culminado el ciclo de las rocas.

    Velocidad con que se transforman las rocas

    Rocas

    Cabe mencionar que la velocidad con que los átomos pasan por este ciclo no siempre es la misma. Esta es la razón por la que es posible encontrar rocas de diferentes edades en todo el planeta.

    Existen rocas que pueden mantenerse de una forma estable a lo largo de millones de años, pero también existen otras que no han cambiado desde que el surgimiento del planeta Tierra.

    Por ejemplo, algunas de las rocas que se pueden encontrar en las Montañas Apalaches han tenido que pasar en reiteradas ocasiones, durante cientos de millones de años, por el ciclo de las rocas. Esto se debe a que en el margen oriental de Norteamérica ha sido una zona afectada por una gran cantidad de eventos de rifting, formación de cuencas y formación de montañas durante miles de millones de años.

    Por el contrario, existen rocas ultramáficas y máficas con tres mil millones de años de haberse formado que se pueden encontrar en las profundidades de los continentes. Estas rocas jamás han pasado siquiera por la primera parte del ciclo de las rocas.

    De acuerdo a los estudios realizados estas rocas son una minoría de las que conforman la corteza terrestre. Casi todas las rocas de la corteza terrestre, en contraste, han pasado por más de una etapa del ciclo de las rocas.

    De hecho, casi siempre los átomos que conforman las rocas continentales son incapaces de volver al manto, puesto que la corteza continental es incapaz de subducir debido a su naturaleza boyante. No obstante, existe una cantidad mínima de sedimento la cual sí es capaz de erosionar hasta alcanzar las más profundas trincheras oceánicas. Estas últimas sí son capaces de acabar en el manto debido a la subducción.

    Asimismo, existen otras investigaciones que han señalado cómo las rocas ígneas y metamórficas que se encuentran en la base de la corteza continental también podrían transportarse al manto mediante subducción si se raspan.

    Ahora bien, no todo son las rocas continentales. La corteza oceánica también está conformada por una gran cantidad de rocas ígneas, las cuales están repletas de sedimentos.

    Ya que la corteza oceánica está conformada por una gran capa de agua, la erosión es imposible en esta corteza, de manera que casi nunca es posible lograr que allí se dé la transición a la etapa de rocas sedimentarias.

    No obstante, eventualmente ocurre una subducción de la corteza oceánica, por lo cual las rocas ígneas pasan a su etapa de rocas metamórficas. Esto ocurre gracias a las condiciones de presión y temperatura tan altas a las cuales se someten las rocas a medida que se hunden.

    ¿Qué impulsa el ciclo de las rocas en el sistema de la Tierra?

    El impulso detrás del ciclo de las rocas se encuentra en el hecho de que el planeta Tierra es dinámico. Esto se debe a dos factores: el campo gravitatorio propio de la Tierra y su calor interno. Ambos se encargan de hacer que existan diversos puntos de calor en el calor y que las placas tectónicas sean capaces de moverse.

    Las placas interactúan entre sí, haciendo que las cadenas montañosas se levanten y se produzca la erosión, la cual es responsable de que se creen sedimentos.

    Asimismo, esta interacción entre placas también da pie a las condiciones necesarias para que se produzca un metamorfismo, pues las rocas pueden derretirse hasta convertirse en cuencas sedimentarias.

    Además de todo esto, los gases que se liberan por el vulcanismo en la superficie de la Tierra convergen para formar la atmósfera y el océano. Debido a que el sol genera calor y la gravedad impulsa una convección entre los océanos y la atmósfera, se producen los factores de la intemperie como el hielo, corrientes, lluvia, viento, entre otros que también detonan el proceso de erosión.

    A todos estos factores es necesario agregar la influencia de los seres vivos con la creación de oxígeno corrosivo, el cual se encarga de impulsar los factores de la intemperie cuando llega a la atmósfera.

    Todo esto se puede resumir en que la gravedad, vida, energía interna y energía externa son los componentes encargados de impulsar el ciclo de las rocas, pues evitan que los océanos, cortezas, manto y atmósfera se mantengan estables.

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