Plaquetas: explicación fácil y ejemplos
La sangre es considerada un tejido vivo por medio del cual circulan oxígeno y nutrientes hacia todas las zonas del cuerpo humano. El medio por el cual circula la sangre son las venas, las arterias y los capilares. En ella, se encuentran los glóbulos blancos, rojos y especialmente las plaquetas, sobre las cuales te hablaremos el día de hoy.
¿Qué son las plaquetas?
Las plaquetas también son llamadas trombocitos. Estas, son consideradas las células sanguíneas más pequeñas, y su principal función está destinada hacia la coagulación sanguínea. Lo que quiere decir que son las responsables de detener sangrados y heridas en el cuerpo.
Características de las plaquetas
Las plaquetas son fundamentales para la curación de heridas y por ende, la adaptación y mejoría del organismo ante circunstancias y accidentes que a cualquier le podrían ocurrir, como por ejemplo, un mal golpe o el corte con el filo de un cuchillo. Estas, poseen diferentes características, entre las que destacan las siguientes:
- Tienen forma de disco.
- No poseen núcleo.
- Cada plaqueta dura entre ocho y diez días antes de morir.
- Son pegajosas, lo que les permite adherirse.
Las plaquetas poseen, como cualquier otra célula, orgánulos como las mitocondrias o el aparato de Golgi y específicamente, los lisosomales, los alfas y los densos. Cada uno de ellos contiene enzimas, proteínas, ADN y fosfato necesarios para el transporte de nutrientes a través de la sangre.
Historia de las plaquetas
La sangre se encuentra compuesta principalmente por los glóbulos rojos, los glóbulos blancos y las plaquetas, que fueron las primeras en ser descubiertas por William Hewson. Este, fue un conocido cirujano que en la actualidad muchos consideran ‘’padre de la hematología’’. Gracias a la creación del microscopio, fue posible observar una serie de discos pequeños.
A partir de ese pequeño hecho, hubo muchos científicos, doctores y expertos que presenciaron la existencia de estos pequeños discos en la sangre. Entre algunos de los más destacables, se encuentran los siguientes:
- Alfred Donné, quien encontró su presencia en la sangre.
- William Addison las describe como corpúsculos pálidos.
- En 1845, Friederich Arnold las explicó gráficamente.
- Zimmerman denominó cuerpos elementales a las plaquetas.
A pesar de la existencia de tantos científicos que estudiaron las plaquetas a lo largo de la historia, el descubrimiento más impactante fue el de Max Schultze en el año 1862, cuando se les dio una definición. Posteriormente, un parisino de nombre George Hayem las denominó ‘’plaquette’’. Lo que, convierte a la palabra plaqueta en una variación de este término.
Los megacariocitos y su relación con las plaquetas
Las plaquetas son células posibles gracias a otro tipo de células: Los megacariocitos. Estas son células mieloides, lo que vendría a significar que son células que se forman en la médula ósea, concretamente en el tejido mieloide. Los megacariocitos cuentan únicamente con un núcleo multilobulado.
Las plaquetas se forman gracias a que los megacariocitos crecen y maduran sin ser capaces de realizar un proceso de mitosis tal como normalmente se conoce. Esto se debe, a que no se separan en dos nuevas células hijas, sino que crecen hasta conseguir un citoplasma muy desarrollado que terminará desprendiéndose y formando las plaquetas.
Trombopoyetina y producción de plaquetas
La trombopoyetina puede definirse como una hormona o sustancia que incide directamente en la producción de plaquetas o trombocitos sanguíneos. Realmente lo que hace esta hormona es estimular la producción de megacariocitos para que estos puedan, a su vez, producir plaquetas destinadas a defender el cuerpo de heridas y hemorragias.
Esta hormona se encuentra principalmente en el hígado, aunque también está presente en la médula ósea y los riñones en menores cantidades. Es por esto que los niveles de trombopoyetina en sangre son proporcionales a los niveles plaquetarios, lo que se pone en evidencia fácilmente con algún examen de sangre.
Proceso de formación de las plaquetas
En términos generales, las células madres son las encargadas de formar los megacariocitos que con el tiempo madurarán y darán paso a la formación de miles de trombocitos o plaquetas. Ahora bien, con el fin de explicarlo de una forma más detallada, el proceso de maduración de los megacariocitos está compuesto por una serie de importantes fases.
El proceso inicia en la médula ósea con la existencia del megacariocito que cuenta, entre otras características, con un núcleo bastante grande y un citoplasma pequeño en tonalidades azules. A medida que van creciendo, pueden llegar a salir de la médula ósea y dirigirse a otras zonas del cuerpo donde seguirán madurando.
Durante el proceso de crecimiento, ocurre la formación de los orgánulos conocidos como alfa, denso y lisosoma. Es allí donde, gracias a la expansión del citoplasma, se empiezan a marcar microscópicamente áreas delimitadas que cuentan cada uno con microtúbulos, citoesquelo y algunos orgánulos citoplasmáticos.
Cada una de estas áreas contribuye a la formación y liberación de plaquetas. A este proceso de liberación se le denomina ‘’brote’’. Esto ocurre de forma similar en otras células sanguíneas, como lo eritrocitos o los leucocitos, es decir, glóbulos rojos o blancos.
Relación del bazo con las plaquetas
El bazo es un órgano poco conocido que realiza un trabajo exhaustivo para mantener correctamente al sistema inmunológico y la hematología del cuerpo. Su tamaño es similar al del puño de una persona adulta y se localiza debajo de la caja torácica hacia el lado izquierdo del abdomen.
La función del bazo se puede explicar por medio de los tipos de tejido de los que está compuesto. Primeramente, contiene un tejido conocido como pulpa blanca que se encarga del sistema inmune, es decir, la producción de leucocitos o glóbulos blancos.
El segundo tipo de tejido es pulpa roja, en donde se lleva a cabo la tarea de filtrar la sangre y desechar los elementos que ya no funcionan. Es aquí donde se desechan los glóbulos blancos anormales o aquellos que han ingeridos microorganismos como bacterias en su paso por la sangre.
Además, se encarga también de almacenar las plaquetas y regular la cantidad existente de las mismas, por lo que el bazo se considera el órgano en donde se encuentran más del 20% de todas las plaquetas del organismo.
Función de las plaquetas
Aunque en condiciones normales las plaquetas se encuentran deambulando de forma inactiva en la sangre, su principal función es salir al ataque al momento de ocasionarse una herida. Cuando esto ocurre, las plaquetas cambian su forma por una más redonda y viscosa, para poder adherirse fácilmente a las otras células sanguíneas y dirigirse al lugar de la herida.
A este proceso se le denomina adhesión, pero no termina allí pues después le sigue una fase llamada agregación, en donde las plaquetas que acudieron al lugar de la herida envían señales a otras plaquetas que se encuentran circulando por la sangre para que acudan al lugar donde se produjo la hemorragia y contribuyan a taponar las paredes sanguíneas.
Patologías y ejemplos
Aunque existen unos valores preestablecidos que determinan la presencia de valores normales plaquetas en la sangre, la realidad es que muchas personas pueden presentar anomalías. Hay quienes desarrollan plaquetas en exceso y quienes, por el contrario, no desarrollan prácticamente nada. Algunos ejemplos de estas patologías son las siguientes.
Trombocitosis
La trombocitosis es una enfermedad que se caracteriza por la producción excesiva de plaquetas por parte de la médula ósea. Las mujeres mayores de 50 años de edad son el tipo de población más afectada con esta patología.
El principal problema de esta enfermedad es que es prácticamente asintomática, y cuando se presentan síntomas, suelen confundirse con sensaciones ínfimas e insignificantes, porque muchas personas atribuyen los dolores de cabeza, los mareos, la pérdida de visión y el hormigueo en el cuerpo a malestares triviales.
Determinar el tratamiento de esta enfermedad depende totalmente de la causa que la produzca, y en ese sentido, resulta complejo porque generalmente las causas son enfermedades previas como la anemia, el cáncer o infecciones inmunológicas, sin embargo, a veces puede ocasionarse por mutaciones genéticas.
Trombocitopenia
La trombocitopenia resulta, al contrario de la trombocitosis, una patología donde el cuerpo produce menos plaquetas de las que naturalmente debería. Esto es potencialmente mortal porque podría ocasionar hemorragias o sangrados difíciles de detener cuando el recuento de plaquetas es mucho menor las 150.000 por mililitro de sangre.
La principal causa de esta enfermedad es la disminución en cuanto a producción de plaquetas porque la médula ósea no puede trabajar correctamente motivado a enfermedades como la anemia, la hepatitis y el cáncer. No obstante, el bajo recuento de plaquetas puede ocurrir por otras complicaciones como infecciones sanguíneas o la retención de plaquetas en el bazo.
Los síntomas se manifiestan principalmente en una gran facilidad para la formación de moretones, en algunos casos sin ningún motivo aparente, o sangrados constantes en nariz y encías. Algunas mujeres también pueden presentar abundante flujo de sangre durante el período menstrual.
Importancia de las plaquetas
Las plaquetas son células indispensables en la sangre, gracias a ellas el ser humano puede sanar rápidamente cualquier herida, hemorragia o inclusive moratón que se suscite. Si ellas no realizan el trabajo de la forma adecuada, en algunos casos las consecuencias pueden ser fatales.
Aunque los niveles de plaquetas en sangre solo pueden conocerse por medio de exámenes de sangre, existen una serie de alimentos que pueden consumirse para subir los niveles plaquetarios. Un ejemplo es la remolacha, la espinaca, o las frutas cítricas.
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